“Be water, my agency”

Esta frase mítica, que llegó a publicitar en TV Bruce Lee, podría aplicarse perfectamente a las agencias de nuestros días. ¿Queremos tener ejecutivos más felices y productivos? Pues, seamos flexibles, mejoremos la relación entre ellos. Hagamos que sean uno. Y, para lograrlo, PricewaterhouseCoopers recomienda en un reciente informe “dotarles de mayor autonomía”.

Todos buscamos más flexibilidad y autonomía en nuestro trabajo, algo que en nuestros días está más que demostrado que puede llevarse a la práctica en la mayoría de las profesiones. Incluso, en muchos casos, son el principal motivo por el que los empleados más jóvenes cambian de empresa en EEUU. Y esta independencia puede ser la única forma en que las empresas tengan éxito y puedan retenerlos.

«Una mayor independencia conduce a una mayor satisfacción y compromiso de los empleados. Esto tiene una fuerte correlación con la productividad y el volumen de negocios”, constata Justin Sturrock, autor del citado estudio de PwC.

En Europa ocurre algo parecido y las conclusiones del estudio de ACE-Improven muestran que, en general, el entorno actual y el que tendremos los próximos años será bastante complejo y dinámico de modo que este tipo de entorno se está convirtiendo en “la nueva normalidad” en todos los sectores. La flexibilidad es el nuevo “must”.

Aplicado a las relaciones laborales, esto supone evolucionar hacia un tipo de empresa “líquida”, en continuo cambio y transformación, como acuñó el sociólogo y filósofo Zygmunt Bauman -quien introdujo la idea de modernidad líquida- como continuación caótica de la realidad, donde una persona puede cambiar de una posición social a otra de manera fluida y el nomadismo deviene en rasgo general del ser humano moderno, mientras fluye a través de su propia vida, como un turista, cambiando sitios, trabajos, cónyuges, valores, y, a veces, más —hasta su orientación política o sexual—.

En la empresa, esto supone la reinvención permanente, una suerte de continuo análisis de qué se hace, cómo y con qué medios, y para qué. En el caso de una Agencia de MarCom, el único activo perdurable son las personas. El resto es prescindible. Bueno, y los clientes, claro (pero eso viene después).

Y ¿cómo lo hacemos? Frente a remuneración y estabilidad, principales valores hace 10 ó 15 años, los expertos vaticinan que la cultura corporativa puede estar marcada en los próximos tiempos por nuevos valores como independencia, libertad para tomar decisiones, (ya sea desde casa, la zona de descanso o una cafetería), corresponsabilidad y compromiso, ligados obviamente a la retribución que, eso sí, sigue siendo el principal reclamos para la mayoría y que queremos, en general, en metálico, nada de regalos o viajes.

Y liderazgo. De hecho, en una reciente encuesta de The Hartford, el 60% de los millennials cita la formación en liderazgo como la que querrían recibir, por delante de las habilidades técnicas (40%).

Un tipo de Agencia moderna, eficiente, profesional y comprometida con el éxito de sus clientes, que son los suyos, debe propiciar este entorno “líquido” en el que cada persona tiene una idiosincrasia, entendido literalmente como lo hace la RAE, como los rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo. Seres autónomos pero interdependientes que se comunican de forma permanente, pero que no tienen por qué compartir el mismo espacio físico. Cada uno con un tipo de acuerdo con la empresa, con o sin presencia física, jornada continua o partida, desde casa o cualquier otro lugar. Una agencia “líquida”, vaya, y con múltiples niveles de relación, que prima la aportación personal y la de todo el equipo, que se adapta a las necesidades de sus clientes, pero también a la de sus profesionales.

Líquida y transparente, se podría añadir. Buena época, la estival, para ser agua, amigos. ¡Feliz verano!

Posted by Esencial Marketing

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