La importancia de las Relaciones Públicas ante las ayudas a la digitalización

El nuevo año a menudo se titula como el de la vuelta a la “normalidad”, como epitafio de una época Covid que ha transformado todo a su paso. Lo inconcebible ha pasado y la realidad de toda la humanidad ha saltado por los aires. Nada es igual a lo que acontecía en 2018, por ejemplo, ni a la crisis financiera de 2008 se parece tampoco. Por eso, resulta tan paradójica la expresión que se ha instalado en el discurso diario. Lo de ahora es todo menos normalidad.

Por ejemplo, las organizaciones, como armadura de la economía y parte de la sociedad, han resistido los embates de la crisis sanitaria con escasos instrumentos, pero mucha imaginación, escasas ayudas (salvo los ERTEs).  Han tenido que encontrar soluciones propias a las sucesivas restricciones impuestas por la pandemia y detectar oportunidades incluso en un entorno muy hostil.

Los usos y costumbres profesionales se han trastocado, desde la presencialidad hasta las formas de interacción con clientes y compañeros. Ha habido que inventar nuevas formas de hacer el trabajo y cumplir objetivos. 

El Área PR ha sido especialmente castigada por la situación sanitaria, con los medios haciendo foco en los estragos de la enfermedad y las cifras diarias de afectados, muchos periodistas trabajando desde casa y complicando la labor de los agentes de prensa, y escasa atención a temas que se salieran de la agenda política y social.

El espacio informativo se ha vuelto a reducir y las marcas demandan cada año mayor presencia pública, a pesar de las dificultades añadidas para interactuar entre medios y empresas, en la era postpandemia. Toda una paradoja de difícil solución.

Eso sí, los planes europeos de recuperación y resiliencia constituyen en sí mismos una gigantesca oportunidad para empresas e instituciones públicas de iniciar una etapa de claro crecimiento y expansión. Nada menos que 2 billones de euros, entre el presupuesto a largo plazo de la UE y los fondos NextGenerationEU.

Este instrumento temporal se ha concebido para impulsar la recuperación de todo el continente, y constituye el mayor paquete de estímulo jamás financiado en Europa, que se destinará especialmente a hacer un espacio común más ecológico, digital y resiliente.

Los fondos irán a parar a investigación e innovación, a través de Horizonte Europa, a transición climática y digital, a través del Fondo de Transición Justa y el programa Europa digital, a preparación, recuperación y resiliencia, a través del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia, rescEU, y un nuevo programa de salud, UEproSalud, a la modernización de políticas tradicionales, como la de cohesión y la política agrícola común, para que contribuyan al máximo a las prioridades de la Unión.

Estas son las grandes líneas de actuación previstas para una inyección de capital inédita en la historia de Europa, que debe servir de impulso definitivo de la actividad económica en nuestro continente.

Los proyectos y empresas involucradas en este proceso tienen ante sí una gran oportunidad de crecimiento y, de nuevo, la función de Relaciones Públicas un papel fundamental que jugar para desarrollar la notoriedad y el posicionamiento de su propuesta diferencial.

Mapa digital europeo

Desde Bruselas enviarán un montante inversor a cada estado miembro que gestionará, en función de las líneas directrices mencionadas y que en el caso de España supondrá una inyección de 140.000 millones de euros en tres años. Este histórico plan Marshall, como lo han querido bautizar algunos en nuestro país, se ha comenzado a articular ya, a través de las Comunidades Autónomas que tienen la responsabilidad de hacer propuestas que beneficien a sus territorios y ciudadanos, pero que encajen con la vocación digital, sostenible y respetuosa con el medio ambiente que subyace en la propuesta de la Comisión. 

Así, destaca el programa Europa Digital, con vigencia hasta 2027 y una dotación superior a los 9.000 millones de euros. Este nuevo programa de la Comisión Europea persigue la transformación digital de la economía y la sociedad europeas, trasladando sus beneficios a los ciudadanos y empresas europeas.  

Se trata de fortalecer las capacidades de Europa en materia de tecnología digital, con un despliegue a gran escala que amplíe su difusión en las áreas de mayor interés público y en el sector privado. Sus 5 líneas de actuación son:

1º.- Informática de alto rendimiento

Avanzado procesamiento de datos en el sector privado (industria y especialmente, en pymes) y en áreas de interés público, con informática de alto rendimiento y un ecosistema completo capaz de competir a nivel mundial. Con el objetivo final de dotar a toda la UE de una informática de alto rendimiento independiente y competitiva, con infraestructura de nivel mundial y capaz de competir con las principales potencias internacionales.

2º.- Inteligencia artificial

Europa Digital, en inteligencia artificial, se fija como objetivo desarrollar y reforzar las capacidades esenciales en Europa: concretamente, los recursos de datos y los repositorios de algoritmos de inteligencia artificial; para que sean accesibles a todas las empresas y administraciones públicas. 

3º,. Ciberseguridad y confianza

La Comisión Europea, a través de este programa, fomenta el desarrollo de las capacidades básicas que garanticen una economía digital segura, que respete los principios democráticos europeos. Para ello, se mejorarán las capacidades tanto del sector público como privado, para generar confianza y protección a los ciudadanos y las empresas europeas, frente a amenazas cibernéticas internas o externas a la Unión.

4º.-Competencias digitales avanzadas

La formación de los ciudadanos y de los profesionales en competencias digitales también tendrán respaldo de estos fondos, especialmente en temas relacionados con informática de alto rendimiento, inteligencia artificial y ciberseguridad. 

5º.- Mejor uso de las capacidades digitales e interoperabilidad 

El objetivo pasa por extender al conjunto de la economía, sociedad y áreas de interés público, el uso de las capacidades digitales, especialmente la informática de alto rendimiento, inteligencia artificial y ciberseguridad. De igual forma, aquellos proyectos que fomenten el despliegue de soluciones interoperables, así como los que faciliten el acceso a las tecnologías.

Con este mapa de ruta inversor en Europa, las Relaciones Publicas resultarán cruciales para aquellas organizaciones que quieran hacer llegar a sus públicos su portfolio de productos y servicios y aprovechar este esfuerzo histórico de inversión de las autoridades comunitarias.

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