Lo dicen los analistas de mercado, los expertos en IT, pero también los coaches que trabajan a diario con los principales líderes empresariales, “ya no se trata de ser o no digital, esa pregunta ya se la han respondido afirmativamente todos los grandes consejos de administración en todo el mundo”.
Ahora, la cuestión es cómo voy a trasladar esa perentoria necesidad actual a todos los integrantes de la organización, cómo se convierte en cultura interna indispensable de mi negocio y logro que todos los miembros de mi equipo la secunden.
Lo acaba de subrayar un grupo de expertos reunidos por IDC en Singapur, y lo hace referido al mundo financiero. En su análisis, casi siempre certero, sus expertos han valorado las oportunidades y amenazas de los ecosistemas, cada vez más abiertos, en que se han constituido todos los sectores económicos, independientemente de su actividad. Para el mundo de las finanzas, en concreto, se traduce en la llamada plataforma de transformación digital (DX, en siglas americanas) como forma de entregar los servicios de forma adecuada y reduciendo la complejidad y los costes al cliente.
Los servicios que requieren estas entidades obligan a la innovación cada vez más acelerada. Y, superada la pregunta inicial, se aprestan a introducir una serie de aceleradores a este proceso de innovación, en forma de nuevas alianzas y asociaciones con otros actores del mercado que fomenten un clima de colaboración.
El famoso win-2-win resulta más actual que nunca en este panorama hipercompetitivo y de cambios acelerados. “Nadie puede saber de todo y en ciertos aspectos hay proveedores más especializados”, se deben decir.
En ciertos casos, se está pergeñando una suerte de cosmos de relaciones entre competidores, hasta hace muy poco irreconciliables. Y todo para llevar lo antes posible al mercado un nuevo producto o servicio, casi siempre en forma de APP y que no es más que el resultado de, otra vez, esta nueva era digital.
Porque otro signo de los tiempos es que ahora la gran prioridad es el cliente (sin quedarse en el eslogan, claro) y que todos los esfuerzos de la organización deben estar dirigidos a satisfacerle.
Esta nueva realidad entraña un cambio, obvio, en la cadena de valor de todo proveedor. Ahora, lo fundamental es “colarse” en el estilo de vida del cliente, conocer sus gustos al mínimo detalle y, para ello, cambiar sus planteamientos más consolidados por estrategias disruptivas, que olviden viejas prácticas y alumbre una nueva operativa en la organización, que fomente el intercambio de ideas, la colaboración en proyectos y agilice la puesta en el mercado de los productos o servicios.
Este conocimiento y trato diferencial al cliente es un área que parece diseñada para “profesionales sociales” (periodistas, bloggers, coaches y expertos en técnicas y medios sociales).
Esta mutación de los procesos y de las relaciones de las empresas con sus audiencias afecta fundamentalmente a las personas y es ese componente el fundamental para que la transformación digital tenga éxito.
La inevitable lluvia de nuevos modelos de relación, prácticas sociales y cualidades de comunicación necesarias que no siempre residen en la propia organización y es preciso contar con recursos externos, de profesionales que trabajan a diario con técnicas concretas, que dominan y experimentan con ellas.
El incierto panorama digital incita a la colaboración, al acopio de buenas prácticas de agentes muy especializados que, coordinados, son un caudal de oportunidades para cualquier empresa actual, ser digital en potencia.
Posted By Esencial Marketing