Cada vez con más frecuencia nos encontramos formas propias de comunicación, o de uso del lenguaje, peculiares, surgidas en un área geográfica concreta, incluso dentro del mismo país, que tienen interesantes implicaciones para las empresas y su forma de llegar al gran público. Vemos que aunque la globalización permite el acceso de cualquier organización a enormes audiencias, mercados masivos y globales, cada territorio y sus habitantes presentan una forma propia de interactuar con los demás, de expresar y entender la realidad.
Es lo que los analistas del lenguaje denominan idiolecto (del griego idios– propio– + leksis –lenguaje–) y, en pocas palabras, es la forma de hablar o escribir característica de cada persona, en función de su origen, formación, edad, género, profesión o incluso estatus social
Los idiolectos cumplen la función de hacer compatible la necesidad de comunicarse con los demás, con el deseo propio de cada persona de expresar su forma particular de ser y de pensar, sus gustos, ideología, filosofía de vida, etcétera. Una suerte de léxico, palabras y expresiones peculiares que caracterizan a cada individuo y se traduce en una forma única de entonación y pronunciación del idioma.
A finales del siglo pasado, se comenzaron a tomar en cuenta a nivel comercial este tipo de expresiones del lenguaje natural que, en nuestros días, pueden servir para segmentar y afinar los mensajes de los clientes, alinearlos con la comunidad a la que van dirigidos y empatizar con ella en su propio idioma.
Conocer la sociolingüística, las variantes de cada idioma, los dialectos y expresiones propias de cada mercado, el argot propio y hasta la psicología que se desprende de cada giro o forma peculiar de expresión, puede no ser necesario en el trabajo de comunicación y marketing, pero sus técnicas sí resultan útiles en muchos de nuestros proyectos internacionales.
Por ejemplo, conociendo y aprovechando el talento local de diferentes países, para acercar las campañas de los clientes a su público objetivo, llevando el conocimiento del lenguaje local a las redes sociales, o a cualquier otro canal de interacción empresa-cliente, por profesionales que no solo dominan el idioma local, sino que conocen las costumbres, tradiciones y expresiones (dichos y refranes, incluidos) de una zona concreta.
Con personal nativo, claro, que quizás no haya oído hablar antes de los cronolectos (que utilizanespecialmente los adolescentes, pero también otros grupos de edad diferente, para “armar su jerga”), o los ecolectos que comparten los miembros de un hogar (entre padres e hijos), o incluso geolectos tan exóticos como elpixueto o el monegasco, por no hablar de sexolectos, o diferentes expresiones en función de nuestro género.
Las posibilidades de los idiomas son casi infinitasy conocer su uso y procedencia muy relevante en tareas de comunicación. En nuestro caso, como agencia de Comunicación, la variante más frecuente que solemos encontrar es la denominada tecnolecto,oconjunto de palabras y locuciones propias del lenguaje tecnológico profesional. Todos los que trabajamos con empresas tecnológicas o de sectores específicos recordamos muchas de ellas y las utilizamos a diario.
El caso es que identificar idiolectos es muy interesante en nuestra práctica diaria y los analizamos con detenimiento en algunos casos, porque constituyen la voz propia de cada audiencia, de cada lugar geográfico y de la población que lo ocupa.
Un conocimiento vital para tener éxito también en el entorno empresarial, cada vez más globalizado y complicado de gestionar, por las peculiaridades concretas de los clientes, su diverso origen y condición, su forma de entender el mundo y de acercarse a los productos y servicios que se les ofrece.
Posted by Esencial